Fue la residencia oficial de campo del Príncipe durante 13 años pero dicen que Camilla no quiere vivir más allí por los inconfesables secretos que guarda la mansión.
Los británicos disfrutan las intrigas y constantes disputas de su Familia Real y saben que ellos jamás dejarán de sorprenderlos. Sin embargo, muchos quedaron pasmados cuando descubrieron el anuncio de la exclusiva empresa inmobiliaria “Saviles” ofreciendo a la venta una “Mansión tan glamorosa como misteriosa”, por 4.2 millones de euros (apenas un poquito más de 4.6 millones de dólares).
La casa de campo “Bolehyde Manor” está ubicada en Allington, en el sur del condado de Wiltshire y sus dueños son nada menos que el príncipe Carlos (71) y su esposa Camilla Rosemary (72), duquesa de Cournalles. La casona del siglo XVI tiene ocho dormitorios, cinco baños, cuatro salones para reuniones, una biblioteca, piscina, cancha de tenis y numerosas dependencias, más tres pequeñas casas para invitados. Además, cuenta con una bodega, salas de juegos, un establo y garaje para varios autos. La propiedad está rodeada por un parque de 28 hectáreas con establos, huertas y fuentes por todos lados y hasta una cabaña construida sobre un árbol. Y, por tratarse de un edificio “histórico” nada puede ser reformado.
Sus paredes son de macizas piedras de los años 1500 y 1600 y sus techos, abovedados con largas vigas de madera que se repiten en cada ambiente con grandes chimeneas. Todo está recargado con una pesada ornamentación en madera de roble tallada –como las escaleras- y con pisos de losas muy decoradas. Y, aunque desde que Carlos y Camilla se casaron, en 2005, cuentan que desde muchos años antes allí vivieron su increíble historia de amores prohibidos, intrigas y peleas. Ya que la mansión, en 1973, fue comprada por 670.000 euros por el brigadier Andrew Parker Bowles (80), un oficial retirado de la Armada Británica, primer marido de Camilla, para que fuera su hogar. Ya que allí se instalaron ese mismo año, poco después de su boda a la que asistieron hasta la propia reina Isabel II (94). Y, como si esto no bastara, allí también Carlos habría sido el padrino oficial en el bautizo del hijo mayor de la pareja, Tom Parker Bowles (45), hoy un exitoso escritor de libros de cocina y periodista gastronómico. Hay quienes van más allá aún y aseguran que fue precisamente en esa residencia que el príncipe, siguiendo el “consejo” de quien hoy es su esposa pero que por entonces habría sido su amante secreta, sedujo a una inocente Diana Spencer para convencerla de que se casara con él.
Los años transcurrieron hasta que, finalmente, Carlos y Camilla pudieron disfrutar de ese amor prohibido del principio, libremente, en “Bolehyde Manor”. Aunque fue la misma duquesa quien, dicen que, insistió para que la casa se vendiera agobiada por los recuerdos que guardan sus gruesas paredes. Y, que según ella cuenta, se materializan, quizás en su propia conciencia, en fantasmas que la persiguen por cada ambiente. Aunque hoy, tres décadas después de aquel amor clandestino que los supo unir sólo quedan cenizas que ya ni siquiera humean, serían sus propios recuerdos los que la inquietan. Entre los íntimos del matrimonio se comenta que ella dijo: “¡No soporto más los extraños ruidos por las noches, los quejidos lejanos y hasta que muchos objetos se caigan, rueden por el piso y se rompan sin razón alguna! ¡Esa casa está embrujada! ¡Llena de fantasmas y no la quiero más..!” Y mientras ella culpa de todos sus pesares a los fantasmas que rodan su cabeza, los ingleses cometan que también a ellos señala como culpables de la enfermedad que padece desde hace varios años y que, aunque no lo reconocen públicamente, sería cáncer. Todo esto habría afectado la relación tan simbiótica que mantiene con el príncipe desde hace casi cuarenta años. Hoy cuentan que Carlos está más abocado a su hobby como “granjero” especializado en la agricultura orgánica y la atención de su granja del condado de Gloucester –a 2 horas de Londres–, llamada “Duchy Home Fram”, donde cría ovejas, vacas, carneros, caballos y especialmente, cerdos de diferentes regiones de Gran Bretaña. Allí, 450 hectáreas están destinadas a sus plantaciones y otras 300 a sus animales y lo mantienen largos períodos lejos de Camilla. Si a esto se suma que el príncipe posee una fortuna estimada en 100 millones de euros, a los que se debe sumar las ganancias que le otorga la explotación de los 23 condados de Cornualles (que le dieron 1 millón de euros en los últimos 6 años), más la asignación anual que recibe de su madre y, como si todo fuera poco, también por una ancestral norma es heredero de todas las personas que fallecen en su ducado y que no tienen herederos, se sabe que no la venden por falta de dinero.
Muchos millonarios se mostraron interesados por la compra de la mansión que encierra entre sus paredes las increíbles historias de la Familia Real Inglesa y aseguran que hasta Carole y Michael Middleton –los padres de Kate Middleton (38)–, en 2011, estuvieron interesados en adquirirla pero que cuando se enteraron de tantos secretos allí encerrados decidieron comprar otra propiedad. Mientras toda la intriga, historias de amor, desamor, encuentros y desencuentros hoy convertidos en fantasmas, para la inmobiliaria Saviles representa un gran atractivo para convocar compradores y hasta poder subir su precio.
Fuente:Caras
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